Dormirse sobre los laureles: Abandonarse, luego de conseguir un éxito; no perseverar en el
esfuerzo y la dedicación, descuidando lo que se ha logrado. En la
Antigüedad, el laurel estaba consagrado a Apolo y a los poetas, y sus
hojas se utilizaban
para confeccionar guirnaldas para premiar a los ganadores de los
concursos de poesía.
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